Sembremos Semillas de Amor este Mes de Febrero

Es muy hermoso y baila el alma, al ver crecer una planta, luego de haberla sembrado, regado y abonado. En muchas ocasiones este proceso toma meses, pero si se ha dado el cuidado adecuado y buenos nutrientes, su fruto se verá. El lazo que se crea entre el jardinero y la planta es de amor incondicional y de gratitud mutua. No estamos solos en este planeta, las plantas, los minerales, los animales y los seres vivos somos uno junto con nuestra madre tierra.
Te propongo que seas el propio jardinero de tu vida, de tus relaciones, de tu atmósfera. Para poder aportar de forma positiva en la vida de los demás, empieza por tomar conciencia de tu existencia, sembrando semillas de amor en tu ser. Al igual que el cuidado a las plantas de tu bello jardín, esto requiere dedicación y esmero. Debes trabajarlo, abonarlo y regarlo en tu conciencia, hasta que estas semillas despierten y empiecen a crecer en ti. Cambiar aquellos recuerdos o creencias negativas que tienes desde la niñez o adolescencia, es como remover la tierra del huerto para volver a plantar. No es fácil, no es inmediato, se debe hacer con paciencia esperando que las nuevas plantas por nacer crezcan mejor, más derechas, más estables, más verdes. Primero trabaja en tu ser, solo de esta manera podrás llegar a los demás. Enciende una luz en tu templo sagrado, en tu corazón, llénalo de semillas que transformen el sufrimiento, la soledad, el dolor, la desesperanza en amor.
Otro aspecto que te ayudará en tu jardín es vivir plenamente el presente. El pasado te enseña y te da lecciones de vida, pero déjalo ir. Planea el futuro, pero sin ansiedad. Confía y deja fluir al universo. El estar presente es observar, disfrutar tu actual entorno, oír y ver a la persona que tienes a tu lado. Es integrarte con los otros seres vivos del planeta, hablar con las plantas, sentir a los elementales, vibrar con el viento, compartir con las flores y las lagunas. Cuando logras esa conexión es cuando más vivo(a) te sentirás.
Plantas semillas en los demás positivas o negativas permanentemente, aunque no seas consciente. Las semillas positivas pueden ser de alegría, de compasión, de amistad, de generosidad. O en algunos casos, sin querer, llegas a compartir y a vibrar sentimientos y emociones no tan buenas, como el odio, el rencor, el temor o la envidia.
De ahora en adelante sé consciente que tu actuar y palabras cambian las vibraciones de un ambiente, de un grupo o de una persona. Puedes transformar una emoción de miedo o depresión de un amigo o familiar, en una semilla de esperanza y vida. El entender que estamos encarnados en este mundo para crecer espiritualmente, para aprender a aceptar y a manejar situaciones difíciles, es lo que hace que el concepto de la vida cambie. Sembrar esta semilla en los demás, les dará paz.
Crea este mes de febrero un jardín especial de amigos, acompañado con plantas y flores, y logra la atmósfera perfecta.








